lunes, 7 de noviembre de 2011

Gárgolas Vigilantes de la Oscuridad

Miran silentes desde las esquinas de los recintos sagrados y edificios importantes de varias ciudades, estos pétreos seres se convierten en guardianes de los mortales y de los secretos sacros. Mitad hombre mitad misterio, las gárgolas han llamado la atención a quienes las escuchan susurrar por las noches tormentosas, cuando a través de sus profundas gargantas, desaguan los techos provocando un sonido único y peculiar que aseguran , parece un lenguaje antiguo y extraño.

A diferencia de lo que se cree, las gárgolas no nacen en manos de los artistas góticos de la Edad Media, sino bajo el influjo de antiguas leyendas helénicas donde según contaba la gente del pueblo, existían unos seres alados de formas grotescas y deformes, que cuidaban a los mortales. Criaturas que dormían de día y trabajaban de noche mientras los humanos descansaban, custodiando sus casas y los alrededores. Según las historias, ninguno de los protegidos llegó a ver uno de estos seres; pero al amanecer había irrefutables pruebas como árboles marcados con rasguños que no ponían en duda su existencia. Otras supersticiones aseguraban que los oían volar sobre los tejados emitiendo un sonido muy parecido al de una persona afónica, pero del cual no se entendía palabra alguna, como un quejido constante. Por eso se decía que las gárgolas siempre tenían la boca abierta.


En realidad la palabra gárgola proviene del griego y significa "hacer gárgaras" función primordial de estas efigies, que servían según la arquitectura gótica medieval, para expulsar los torrentes de lluvia de los techos de las grandes catedrales y edificios. Para evitar que cayera por las paredes y la erosión de la piedra con la cual eran construidos. Por esta razón no se le puede llamar gárgola sino "escupe agua". Por su parte el pueblo egipcio prefería las cabezas de león, así como los etruscos y romanos. Retomando el lado místico de estos noctámbulos seres, muchas son las versiones que se refieren a la misión de custodiar los recintos sagrados y ahuyentar al adversario. por eso muchos clérigos las definían como "defensoras pétreas, depositarias del encargo divino". Explicándole al pueblo que sus formas exageradas y extrañas eran una táctica para evitar que cualquier persona malvada irrumpiera la paz de un lugar sacro. Es quizá ésta la razón más importante por la cual no hay dos gárgolas iguales, pues cada una, se creía entonces, cobraba vida por las noches. Todas se encuentran agrupadas en hileras en lo alto de las iglesias y catedrales como si fueran parte de una horda de gente petrificada. En términos históricos las primeras gárgolas aparecen a comienzos del siglo XII en plenos albores de la Edad Media. Pero tuvo que pasar un siglo para iniciar con la transformación de simples estatuas-drenaje a obras de arte. A finales de siglo XIII adoptaron más la forma humana. Y dejan de ser protectores para convertirse en almas condenadas por sus pecados, a las que se les impide la entrada a la casa de Dios. Buenas o malas. estos fantásticos seres han sido testigos de innumerables historias y siglos. Y se han convertido en parte de muchas leyendas arquitectónicas, entre las más reconocidas se encuentra la catedral de Notre-Dame du Haut, donde el arquitecto suizo-francés Le Corbusier utilizó este recurso para hacer del el lugar un sitio único en el mundo.      
                                             
Subespecies.

1.- Márgola: Es una gárgola marina, que habita en cuevas submarinas. Sus principales enemigos son los elfos marinos y las sirenas.

2.- Kapoacinth: Son gárgolas verdaderamente feas, con la piel muy parecida a la piedra de hecho, es bastante difícil distinguirlas de las demás rocas. Tienen garras muy poderosas que utilizan en sus ataques.

3.- Tipo artificial:   Monstruos mágicos muy feroces de aspecto siniestro. Criaturas voladoras con alas de murciélago, los ojos incandescentes, unos pequeños cuernos y la piel dura. Originalmente fueron "escupe agua" esculpidos con formas de animales a los que un mago dio vida. No necesitan comer o beber, así que cuando atacan es por el simple hecho de hacer daño.