martes, 29 de marzo de 2011

La Tabla Redonda

Este es un lay que encontré en uno de mis libros favoritos, espero te guste...


Para los nobles barones que tuvo
-de los que cada uno se pretendía mejor-
-y nadie sabía el peor-
Hizo Arturo la Tabla Redonda
Sobre la que los bretones dicen muchas historias.
Allí se sentaban sus vasallos
todos caballerescamente y todos por igual,
a la mesa por igual se sentaban;
ninguno de ellos se pudo jactar
de sentarse mas alto que su par,
todos estaban sentados a su alrededor,
y ninguno quedaba apartado.
No era tenido por cortés
escocés, bretón o francés,
normando, angevino ni flamenco,
no borgoñón ni lotaringio,
cualquiera que fuera su señor feudal
desde Occidente hasta San Bernardo 
que no acudiera a la corte de Arturo  
y que en ella no se demorara;
y que no tuviera vestimenta
y escudo pintado y arnés
de la guisa de los que tenían
los que en la corte de Arturo servían.
De muy varias tierras venían
los que prez y honor pretendían,
tanto para oír sus cortesías
como para ver sus dominios,
tanto para conocer a sus barones
como para recibir sus ricos dones.
Era amado por los pobres,
y muy honrado por los ricos.
Los reyes de otras tierras lo observaban,
pues mucho recelaban y temían
que el mundo entero conquistase
y su misma dignidad les arrebatase.
   

miércoles, 9 de marzo de 2011

Veneno de Luna

15 minutos, dijo que esperara 15 minutos...
Si viene me sentiré mejor, tiene que hacerme sentir mejor.
Pero si no, es útil, ya no importa.

Ayer, de nuevo me abrieron el vientre en un instante, con las manos. Para crear un camino, para atravesarme compartiendo su frío lamento, para vengar las almas de una vez en mí.
Pero nada más yo me doy cuenta de lo que sucede, todos los hombres sólo seguirán (siguieron) caminando, porque ignoran que tantas aves se han escurrido en chorros ácidos sobre sus cabezas, filtrándose por sus sedientos ojos y únicamente saliendo por entre las uñas de su manos.

Luna, tú que ahora te asomas, con tus ojos tan vacíos y los pies descalzos. Tu melancólico y breve reflejo en mi fuente, es mi única bondad, mi grito de anhelo, mis sollozos, mis conjuros, mi propia descripción. Eres lo único.

He visto cuando los colores que huyen por pequeños, por pequeños orificios. Es el bostezo de una realidad cansada, que renace cada eternidad para repetirse exacta, cual necia burla que me deja asfixiar en el vacío, sólo un poco, lo suficiente antes del retorno.

Ojos. Ojos recién lubricados. Ojos sedientos. Derramándose. Forman un grotesco coro, estallando y girando a mi alrededor. Por un instante, por cada instante. Me gritan en conjunto que nadie existe, que soy mis propios delirios. Y me reflejo, muero en las pupilas dilatadas de quien me ve por última vez.

Aves, ave de ojos malditos que se cierran como rendijas, que contaminan cada existencia, si nunca he detenido tu asqueroso recorrido, por qué muestras violenta tus dientes afilados. ¡Todas rían en lo alto! ¡Burlate de mí! De mis ojos secos, de mis párpados transparentes, que no dejan ver.
Bien sé, que no es más que la horrible repetición de su eterno ciclo de decadencia, que contemplaré, como recordando nuestra condena.

(continuara...)

sábado, 5 de marzo de 2011

Desperto de aquella horrible pesadilla y se percató de que todo era un sueño. No vivía en un jardín inundado de flores y conejos en celo, mi tenia que soportar los alaridos de una manadas de niños arrastrándola, jugando con ella a la vivora de la mar.
Se levanto del montón de telas viejas que tenia por cama y se resignó a librar un día más. Tomó seis alitas de hada, tres piernas de gnomo y un trocito de mandrágora muda que puso a hervir en saliva de dragón. Si algo la mantenía viva en este despreciable mundo, era la cocina. Nadie en todo el reino tenia uuna sazon tan suculenta como la vieja Tabata.
Esperando a que el desayuno soltara ese aroma a troll mojado, que avisa su punto exacto, la vieja miro por la ventana. Una pequeña niña   jugaba con su muñeca de elote. Corría entre los pastizales secos y quebradizos que se confundían con el dorado de sus cabellos; su risita era música que acompañaba aquella danza capaz de hacer sonreír al sauce llorón mas deprimido, pero no a la vieja Tabata. "Que niña tan más irresponsable" pensó. "Debería ayudar a su madre en el quehacer en vez de perder el tiempo de un modo tan estúpido". La niña seguía jugando, lanzaba a la muñeca hacia los aires y luego la atrapaba entre sus brazos. Iba de arriba a abajo, de abajo a arriba, los gorriones se preguntaban si era alguna ave exótica que las visitaba desde un reino lejano. De pronto la felicidad se esfumó. La muñeca había caído en el jardín de la bruja.
La niña se acercó a el vigilando sus pasos. Estiró lentamente el brazo para tomar la manta de su muñeca, cuando unas garras verdes le arrebataron el juguete para partirlo en dos. Alzó la cabeza y vío los ojos de la vieja clavados en los suyos como agujas en un muñeco vudú, mientras decía con voz muy baja:
-Te he dicho que no entres a mi jardín.
La niña salio huyendo en lagrimas.
Esa noche, Tabata otra vez perdió el sueño. No sabía si era su piel verde o su sonrisa desdentada. Lo mas seguro es que alguna deidad la hechizó desde pequeña con repelente para personas.
 
R.E.T.O
Crisalida