lunes, 7 de noviembre de 2011

Gárgolas Vigilantes de la Oscuridad

Miran silentes desde las esquinas de los recintos sagrados y edificios importantes de varias ciudades, estos pétreos seres se convierten en guardianes de los mortales y de los secretos sacros. Mitad hombre mitad misterio, las gárgolas han llamado la atención a quienes las escuchan susurrar por las noches tormentosas, cuando a través de sus profundas gargantas, desaguan los techos provocando un sonido único y peculiar que aseguran , parece un lenguaje antiguo y extraño.

A diferencia de lo que se cree, las gárgolas no nacen en manos de los artistas góticos de la Edad Media, sino bajo el influjo de antiguas leyendas helénicas donde según contaba la gente del pueblo, existían unos seres alados de formas grotescas y deformes, que cuidaban a los mortales. Criaturas que dormían de día y trabajaban de noche mientras los humanos descansaban, custodiando sus casas y los alrededores. Según las historias, ninguno de los protegidos llegó a ver uno de estos seres; pero al amanecer había irrefutables pruebas como árboles marcados con rasguños que no ponían en duda su existencia. Otras supersticiones aseguraban que los oían volar sobre los tejados emitiendo un sonido muy parecido al de una persona afónica, pero del cual no se entendía palabra alguna, como un quejido constante. Por eso se decía que las gárgolas siempre tenían la boca abierta.


En realidad la palabra gárgola proviene del griego y significa "hacer gárgaras" función primordial de estas efigies, que servían según la arquitectura gótica medieval, para expulsar los torrentes de lluvia de los techos de las grandes catedrales y edificios. Para evitar que cayera por las paredes y la erosión de la piedra con la cual eran construidos. Por esta razón no se le puede llamar gárgola sino "escupe agua". Por su parte el pueblo egipcio prefería las cabezas de león, así como los etruscos y romanos. Retomando el lado místico de estos noctámbulos seres, muchas son las versiones que se refieren a la misión de custodiar los recintos sagrados y ahuyentar al adversario. por eso muchos clérigos las definían como "defensoras pétreas, depositarias del encargo divino". Explicándole al pueblo que sus formas exageradas y extrañas eran una táctica para evitar que cualquier persona malvada irrumpiera la paz de un lugar sacro. Es quizá ésta la razón más importante por la cual no hay dos gárgolas iguales, pues cada una, se creía entonces, cobraba vida por las noches. Todas se encuentran agrupadas en hileras en lo alto de las iglesias y catedrales como si fueran parte de una horda de gente petrificada. En términos históricos las primeras gárgolas aparecen a comienzos del siglo XII en plenos albores de la Edad Media. Pero tuvo que pasar un siglo para iniciar con la transformación de simples estatuas-drenaje a obras de arte. A finales de siglo XIII adoptaron más la forma humana. Y dejan de ser protectores para convertirse en almas condenadas por sus pecados, a las que se les impide la entrada a la casa de Dios. Buenas o malas. estos fantásticos seres han sido testigos de innumerables historias y siglos. Y se han convertido en parte de muchas leyendas arquitectónicas, entre las más reconocidas se encuentra la catedral de Notre-Dame du Haut, donde el arquitecto suizo-francés Le Corbusier utilizó este recurso para hacer del el lugar un sitio único en el mundo.      
                                             
Subespecies.

1.- Márgola: Es una gárgola marina, que habita en cuevas submarinas. Sus principales enemigos son los elfos marinos y las sirenas.

2.- Kapoacinth: Son gárgolas verdaderamente feas, con la piel muy parecida a la piedra de hecho, es bastante difícil distinguirlas de las demás rocas. Tienen garras muy poderosas que utilizan en sus ataques.

3.- Tipo artificial:   Monstruos mágicos muy feroces de aspecto siniestro. Criaturas voladoras con alas de murciélago, los ojos incandescentes, unos pequeños cuernos y la piel dura. Originalmente fueron "escupe agua" esculpidos con formas de animales a los que un mago dio vida. No necesitan comer o beber, así que cuando atacan es por el simple hecho de hacer daño.
      

martes, 11 de octubre de 2011

El caballero de la carreta.

Y encuentran un lugar muy hermoso,
un monasterio, y cerca del enrejado
un cementerio de muros cerrados.
No era loco ni malvado
el caballero que en el monasterio
entra de pie para rezar a Dios,
mientras la joven cuida su caballo.
Cuando termina su oración y regresa,
hacia él se acerca un monje muy viejo,
le suplica dulcemente que lo informe
sobre aquello que desconoce,
y el viejo habla de un cementerio:
"Llevadme allí, que Dios os ayude"
"Con todo gusto, señor", responde el monje.
El caballero, detrás del monje,
entra y recorre las más bellas tumbas,
y había letras sobre cada una,
nombres de los que dentro se agitaban.
Título tras título, el caballero lee las letras:
"Aquí se agita Gauvain,
aquí Luis, aquí Yvan".
Llegan los ataúdes con nombres célebres,
caballeros elegidos, los más preciados y mejores
de esta tierra y otros lugares.

(Lancelot y sus caballeros llegan al Puente de la Espada, el único camino hacia la Tierra de las Prisiones).

Al pie del alto puente
descienden de sus caballos,
aguas ásperas, ruidosas, rebeldes,
tan terribles como las del Río del diablo;
nadie en el mundo, si allí cayera.
Y el puente que lo atravesaba
era una espada blanca y limpia,
pero fuerte y escarpada,
con dos lanzas a cada lado.
Mucho se desalentaron los caballeros,
pensando en leones y leopardos del otro lado.
El agua, el puente y los leones
tanto terror les provocaron
que de miedo temblaron.

(Lancelot les habla a sus caballeros)

Señores, partid complacidos
porque por mi os habéis conmovido:
por vuestro amor y franqueza.
Bien sé que no deseáis mi mal,
pero mi fe es tal
que prefiero la muerte y nunca regresar...

Ellos suspiran, lloran sin piedad.
Aunque sobre la espada se mantenga
no llegará entero ni sano del otro lado.
Prefiere mutilar sus pies y manos,
cruzar descalzo, caer del puente
y bañarse en las aguas intactas
más nunca regresar.
Con gran dolor, obligado, da un paso,
luego otro, castigando manos,
rodillas y pies que sangran,
sólo el amor consuela su sufrimiento.
Del otro lado del puente recuerda
los dos leones que creyó haber visto,
ni un lagarto se veía ahora,
nada que mal le haga:
pone su mano delante de la cara,
comprueba que los leones sólo existen del otro lado.
Chrétien de Troyes.

lunes, 10 de octubre de 2011

El Cuervo y la hija del Rey

Hoy continuaremos nuestra sección de poemas medievales con una fantástica balada de William Morris.

El Cuervo y la Hija del Rey es un poema que posee los mejores rasgos de la poesía medieval: La historia nos cuenta las desventuras de una dama encerrada en lo alto de una torre, esperando ansiosa alguna noticia sobre la suerte de su amado. El heraldo será un cuervo, quien no ahorrará detalles tanto sobre el destino de su amado como sobre el de la propia doncella.

El evidente que William Morris, fuertemente estimulado por el romanticismo, volcó en el poema algunos tópicos más propios de la era victoriana que de la edad media, pero la ambigüedad, y especialmente el fuerte sentido melancólico de sus protagonistas, hacen que El Cuervo y la Hija del Rey sea una de las mejores baladas jamás escritas.

El Cuervo y la Hija del Rey.
The Raven and the King's Daughter, William Morris.

Hija del Rey, sentada en la alta torre,
Mientras el verano es el escudo de muchos,
¿Porqué te lamentas mientras las nubes pasan?
Entre la costa y el campo los altivos cisnes cantan,
¿Porqué te lamentas sentada en tu ventana,
Hasta que por tus frágiles dedos corran las lágrimas?

La Hija del Rey:

Lloro porque me siento sola
Entre estos muros de cal y piedra.
Los hombres se sientan en el salón de mi padre,
Pero para mí él construyó esta torre vigilada.
Y desde aquí he visto el dorado sobre el verde,
Sin noticias sobre mi verdadero amor.

El Cuervo:

Hija del Rey, sentada sobre el mar,
Cantaré una historia que os pueda alegrar.
Ayer he visto navegando un barco enorme,
Cuando el viento soplaba feliz desde el norte.
Sobre aquel labrado mástil me senté,
Y mi corazón se estremeció con fe,
Pues entre la tabla y el oscuro azul del mar,
Su espada cantaba dulce los hechos que serán.

La Hija del Rey:

¡Océano estéril! ¡Amarga entre todas las aves
Un estéril cuento mis oídos han escuchado!

El Cuervo:

Los hombres de vuestro padre fueron severos,
Ataviados con escudos y brillantes yelmos.

La Hija del Rey:

¡La peor de las historias me narras,
Las palabras como saetas me desgarran!
Vuela al sur, hacia los campos de la muerte,
Y que nada dulce en tu lápida pueda leerse.

El Cuervo:

Oh, allí estuvo Olaf, el de los lirios rosas,
Tan justo como cualquier roble que crece.

La Hija del Rey:

Oh, tierna ave ¿Qué hizo él entonces,
Entre las lanzas de los caballeros de mi padre?

El Cuervo:

Entre la tabla y el azul oscuro del mar,
Él cantó: Mi verdadero amor me espera.

La Hija del Rey:

Así como esta dura losa conoce mi dolor,
Aún no estoy agotada, mi amor.

El Cuervo:

Él cantó: Así como una vez tuve su mano,
Al final sus labios volverán a mis labios.

La Hija del Rey:

Y así como nuestros dedos se entrelazaron,
También volverán a unirse nuestros labios.

El Cuervo:

Él cantó: Que venga la ruina, el hierro y las llamas
¿Pues qué otra cosa romperá la torre sino la fama?

La Hija del Rey:

Oh, Sol, Ascended y caed con premura,
Para que la esperanza triunfe sobre la muerte.

El Cuervo:

Hija del Rey, sentada en la alta torre,
Dádme un regalo por mi cuento y volaré:
El oro de tu dedo frágil y pálido deseo,
Pues sólo eso tienes de tu viejo anhelo.

La Hija del Rey:

Junto al anillo de mi padre hay otro,
Con un beso me fue dado por mi madre.
Vuela, vuela a través de los mares
Para ganar otro de mis presentes.
Vuela al sur a traerme noticias reales,
Mientras en verano sea el escudo de muchos.
La hierba crece roja con el rocío de la batalla,
Entre la costa y el campo los altivos cisnes cantan.

El Cuervo:

Hija del Rey, sentada en la alta torre,
El verano brilla sobre el escudo de muchos,
Las noticias de la marea hablan de muerte,
Mientras en la costa y el campo los altivos cisnes cantaban;
En la tierra de los Francos él se encontró con sus lanzas,
Y la planicie entera con sangre fue sembrada.
Alta creció la fría luna cubriendo el sol,
Cuando los cuernos sonaron sobre la batalla ganada.

La Hija del Rey:

¡Caed bajo la justicia, ave! Cantad sólo la verdad
De los hechos que aquel hombre en su día realizó.

El Cuervo:

Steingrim se plantó ante su bandera,
Y los yelmos fueron rotos y las astas cayeron.

La Hija del Rey:

¿Un hombre temerario, bueno y necesario,
Puede cantar las hazañas de otro?

El Cuervo:

Donde Steingrim pasaba la batalla sonaba,
Sin embargo el pie de Olaf era más rápido.

La Hija del Rey:

¡Ah, con hechos de gloria el mundo ha de crecer!
¿Pero a qué tierras lejanas ha llegado mi amor?

El Cuervo:

Sobre la cubierta junto al mástil,
Allí yace ahora, descansado profundo.

La Hija del Rey:

¿Lo habéis oído antes de que caiga en el justo sueño?
¿Pronunció palabras ante sus hombres?

El Cuervo:

Creo que a su dama dedicó una canción,
Pero luego nada más pronunció.
Antes de que la batalla los uniera,
Steingrim una palabra le dijo:
"Si volvemos con las banderas de paz,
En la casa del rey mi fama crecerá,
Las puertas no estarán cerradas,
Y para mí siempre se abrirán.
Luego, hacia la íntima alcoba iremos,
Donde el amor su dorado manto cose.
Te llevaré adentro, y pondré su fina mano
Sobre el cuello adornado de lirios.
Dejaré al rey el radiante satisfacción,
Mientras aquella noche sea de ustedes dos".
Ahora corre hacia el norte la proa de Steingrim,
Y la lluvia y el viento golpean desde el sur.

La Hija del Rey:

Mirad, ave de la muerte, el anillo de mi madre;
El canto nupcial aún debo aprender,
Y ya no veo desagradable mi cuarto solitario;
Pues el viento, el viendo ha de gemir
Mientras ordeno el lecho de bodas.
El verano brilla en el escudo de muchos,
Pues la lluvia, la lluvia roja ha de caer,
Mientras en la costa y el campo los altivos cisnes cantan.


Antes de que el día surja de la noche,
El verano brilló sobre los escudos,
Ella escuchó el cuerno de Steingrim
Mientras los altivos cisnes cantaron.
Antes de que el día oscuro concluyera
Se oyeron los pasos de Steingrim en la escalera.
La lanza y la flecha cayeron lejos,
Mientras los pesados pies subían.
¡Oh, pesados son los pies de aquel que porta
El anhelo de los días y el dolor de los años!
Reposad, reposad, dulce lirio,
Sobre tu cuello descansará la mano.
No importa si el rey vibraba en radiante satisfacción,
Pues aquella cama fue ocupada por los dos.
Inmóvil cuando él permanece inmóvil,
El corazón yace junto al corazón.
Tal vez mis oyentes quieran hablar,
Debatir sobre esta triste historia,
Por lo tanto los dejaré piadosamente
Bajo el verano sobre los escudos.
Los días descansan hoy bajo la piedra,
Mientras en la costa y el campo los altivos cisnes cantan.

William Morris (1834-1896)

Agradezco el poema al Espejo Gótico.

viernes, 5 de agosto de 2011

El que reina en el silencio

Mi cabeza aún no logra sostenerse por sí sola, es por eso que se me ha injertado una caña seca en la columna vertebral. Mis manos derogadas han sido apartadas de mi tronco y mis ojos fueron abiertos con la garra de un águila para después ser tejidos con hilos finos color blanco para que no puedan cerrarse y en algún momento llegue a ver la luz. En ciertas partes del cuerpo nos es cocida la piel de conejos desollados por nosotros mismos para evitar el frío. Mis pies sostenidos con lodo me hacen deambular de un lado a otro hasta que llega un nuevo ser, es ahí en el centro del bosque donde se encuentra el gran pozo. En ese lugar nos reunimos para formar un nuevo ser. Con nuestros encantos derramamos la tristeza del mundo para que logren el jubileo eterno. Él fue el primero, él nos guía y nos protege. Fue el primero que vivió en soledad eterna en este bosque gris y es aquél quien posee el secreto de aquél que vive en silencio. Dicen que fue en la puerta cuando dejó de hablar, esa gran puerta rodeada de raíces rastreras, con un gran espejo en su marco y custodiado por un ciervo ciego para evitar que uno la cruce solo y no tenga retorno a esta vida. Él fue el único que ha regresado con la memoria intacta de aquel lugar. Guiado por el ciervo encontró la puerta que ahora podemos cruzar. Por momentos finge dormir sobre las ramas secas, aunque sepamos que es imposible; sólo cuando llega la hora del canto podemos escucharle ferviente al advenimiento. No sabemos su nombre pero es igual a nosotros como nosotros a el. Y aunque nos nieguen, sentimos a través de el este miedo indescriptible.
¿Cuántas veces imaginamos aquel momento en el que nos es regalada la vida? Por momentos creo en el vacío, en la luz que desaparece en el fondo tan pronto siente una nueva presencia. ¿Se esfuma? No. Regresa a darme el camino que me hicieron perder... De pronto, quisiera arrojarme en aquel abismo en donde la luz aún espera mi llegada. Ustedes que tomaron mis pequeñas manos para no caerme en aquel pozo. Ustedes que al igual que yo, somos hijos de la naturaleza eterna. Si aquellos lazos nos desgarraron para siempre de lo desconocido, los nuestros nunca se ablandarán fuera de este lugar. 

martes, 29 de marzo de 2011

La Tabla Redonda

Este es un lay que encontré en uno de mis libros favoritos, espero te guste...


Para los nobles barones que tuvo
-de los que cada uno se pretendía mejor-
-y nadie sabía el peor-
Hizo Arturo la Tabla Redonda
Sobre la que los bretones dicen muchas historias.
Allí se sentaban sus vasallos
todos caballerescamente y todos por igual,
a la mesa por igual se sentaban;
ninguno de ellos se pudo jactar
de sentarse mas alto que su par,
todos estaban sentados a su alrededor,
y ninguno quedaba apartado.
No era tenido por cortés
escocés, bretón o francés,
normando, angevino ni flamenco,
no borgoñón ni lotaringio,
cualquiera que fuera su señor feudal
desde Occidente hasta San Bernardo 
que no acudiera a la corte de Arturo  
y que en ella no se demorara;
y que no tuviera vestimenta
y escudo pintado y arnés
de la guisa de los que tenían
los que en la corte de Arturo servían.
De muy varias tierras venían
los que prez y honor pretendían,
tanto para oír sus cortesías
como para ver sus dominios,
tanto para conocer a sus barones
como para recibir sus ricos dones.
Era amado por los pobres,
y muy honrado por los ricos.
Los reyes de otras tierras lo observaban,
pues mucho recelaban y temían
que el mundo entero conquistase
y su misma dignidad les arrebatase.
   

miércoles, 9 de marzo de 2011

Veneno de Luna

15 minutos, dijo que esperara 15 minutos...
Si viene me sentiré mejor, tiene que hacerme sentir mejor.
Pero si no, es útil, ya no importa.

Ayer, de nuevo me abrieron el vientre en un instante, con las manos. Para crear un camino, para atravesarme compartiendo su frío lamento, para vengar las almas de una vez en mí.
Pero nada más yo me doy cuenta de lo que sucede, todos los hombres sólo seguirán (siguieron) caminando, porque ignoran que tantas aves se han escurrido en chorros ácidos sobre sus cabezas, filtrándose por sus sedientos ojos y únicamente saliendo por entre las uñas de su manos.

Luna, tú que ahora te asomas, con tus ojos tan vacíos y los pies descalzos. Tu melancólico y breve reflejo en mi fuente, es mi única bondad, mi grito de anhelo, mis sollozos, mis conjuros, mi propia descripción. Eres lo único.

He visto cuando los colores que huyen por pequeños, por pequeños orificios. Es el bostezo de una realidad cansada, que renace cada eternidad para repetirse exacta, cual necia burla que me deja asfixiar en el vacío, sólo un poco, lo suficiente antes del retorno.

Ojos. Ojos recién lubricados. Ojos sedientos. Derramándose. Forman un grotesco coro, estallando y girando a mi alrededor. Por un instante, por cada instante. Me gritan en conjunto que nadie existe, que soy mis propios delirios. Y me reflejo, muero en las pupilas dilatadas de quien me ve por última vez.

Aves, ave de ojos malditos que se cierran como rendijas, que contaminan cada existencia, si nunca he detenido tu asqueroso recorrido, por qué muestras violenta tus dientes afilados. ¡Todas rían en lo alto! ¡Burlate de mí! De mis ojos secos, de mis párpados transparentes, que no dejan ver.
Bien sé, que no es más que la horrible repetición de su eterno ciclo de decadencia, que contemplaré, como recordando nuestra condena.

(continuara...)

sábado, 5 de marzo de 2011

Desperto de aquella horrible pesadilla y se percató de que todo era un sueño. No vivía en un jardín inundado de flores y conejos en celo, mi tenia que soportar los alaridos de una manadas de niños arrastrándola, jugando con ella a la vivora de la mar.
Se levanto del montón de telas viejas que tenia por cama y se resignó a librar un día más. Tomó seis alitas de hada, tres piernas de gnomo y un trocito de mandrágora muda que puso a hervir en saliva de dragón. Si algo la mantenía viva en este despreciable mundo, era la cocina. Nadie en todo el reino tenia uuna sazon tan suculenta como la vieja Tabata.
Esperando a que el desayuno soltara ese aroma a troll mojado, que avisa su punto exacto, la vieja miro por la ventana. Una pequeña niña   jugaba con su muñeca de elote. Corría entre los pastizales secos y quebradizos que se confundían con el dorado de sus cabellos; su risita era música que acompañaba aquella danza capaz de hacer sonreír al sauce llorón mas deprimido, pero no a la vieja Tabata. "Que niña tan más irresponsable" pensó. "Debería ayudar a su madre en el quehacer en vez de perder el tiempo de un modo tan estúpido". La niña seguía jugando, lanzaba a la muñeca hacia los aires y luego la atrapaba entre sus brazos. Iba de arriba a abajo, de abajo a arriba, los gorriones se preguntaban si era alguna ave exótica que las visitaba desde un reino lejano. De pronto la felicidad se esfumó. La muñeca había caído en el jardín de la bruja.
La niña se acercó a el vigilando sus pasos. Estiró lentamente el brazo para tomar la manta de su muñeca, cuando unas garras verdes le arrebataron el juguete para partirlo en dos. Alzó la cabeza y vío los ojos de la vieja clavados en los suyos como agujas en un muñeco vudú, mientras decía con voz muy baja:
-Te he dicho que no entres a mi jardín.
La niña salio huyendo en lagrimas.
Esa noche, Tabata otra vez perdió el sueño. No sabía si era su piel verde o su sonrisa desdentada. Lo mas seguro es que alguna deidad la hechizó desde pequeña con repelente para personas.
 
R.E.T.O
Crisalida

jueves, 10 de febrero de 2011

El cuervo, compañero de dioses

Con unas dimensiones que oscilan entre los 52 y los 69 centímetros de longitud y con un peso que varia entre 0,69 y los 1,7 kilogramos, este ave ha inspirado un sinfín de cuentos, temores y miedos que, dependiendo de la zona donde preguntemos, han hecho de este ave una proscrita o una divinidad.
Viven en casi todos los continentes lo cual indica que es un ave que se adapta con facilidad a los diferentes hábitats, incluso, pese a que se ubican principalmente en los montes, arboledas y acantilados, se ha adaptado a la vida en muchas ciudades.
Con uno de los cerebros más grandes del reino de las aves, este pájaro es capaz de planificar, comunicarse, contar, e incluso, usar herramientas para obtener comida o dirigir a otros animales para que trabajen para ellos, por ejemplo, llamando a lobos y coyotes a los lugares donde hay animales malheridos.
Su debilidad por los objetos pequeños y brillantes le ha acarreado la reputación de pequeños rateros, y aunque son onnívoros, la presencia de los cuervos en los campos de batalla, donde devoraban los cadáveres de los caídos, han hecho que esta ave inspire cientos de leyendas.
Desde los griegos, se ha considerado al cuervo como un mensajero de los dioses, que recorre la tierra y cuenta a los dioses qué es lo que sucede en sus dominios terrenales. Un claro ejemplo de ello, podría ser el de Apolo, el cual se enamoró la joven Coronis, una joven mortal a la que dejó embarazada.
Pese a todo, cuenta la leyenda que el padre de Coronis, con desconocimiento de lo sucedido, casó a la joven con un pariente. Un cuervo blanco subió a los cielos para contárselo a Apolo, tras lo que, cegado por la ira, prendió fuego al cuervo el cual perdió sus plumas blancas sustituyéndolas por otras de color negro. A partir de este punto, el cuervo se convirtió en un signo de mal augurio.
También se relaciona al cuervo con aptitudes psicológicas, como por ejemplo, en la mitología nórdica, donde Odín tiene dos cuervos, Huginn (pensamiento) y Muninn (memoria), los cuales recorren el mundo portando noticias terrenales a Odín. Se hace referencia al miedo que sentía Odín a que sus aves no regresasen de sus viajes diarios. Es una representación del terror a perder la capacidad de pensar y de recordar.
En la mitología celta, es Morrighan, diosa de la guerra, la fecundidad y las aguas la que va acompañada de cuervos. Esta imagen hacia que los guerreros celtas que veían cuervos sobrevolando los campos de batalla se sintieran bendecidos, lo que hacía que fueran más agresivos y lucharan con todas sus fuerzas.
Para los hebreos, el cuervo es la antítesis de la paloma ya que Noé, en su búsqueda de tierra seca, envía primero un cuervo, el cual no regresa porque encuentra una pila de alimentos. Es una representación del bien y del mal, ya que la paloma regresa pese a haber encontrado tierra firme.
Pese a que la mayoría de las veces este ave se asocia al mal, muchas culturas lo veneran y lo consideran un animal sagrado.
Un ejemplo de ello son los Inuit que creen que fue un cuervo el creador de la tierra y su vida. Para ellos los cuervos son sagrados y cazarlos o matarlos implica un gran pecado por el que tendrán que pagar.
En Inglaterra, durante el siglo XIX, se asoció a los cuervos con el dios Gales Bran Bendigeit, el cual es considerado como protector de Inglaterra. De esta forma los cuervos que hay en la Torre de Londres, han sido protegidos y preservados ya que se piensa que si llegasen a desaparecer sería el fin del reino de Inglaterra.
Cabe mencionar que el origen de la frase “cría cuervos y te sacarán los ojos “tiene su origen en este lugar ya que los criadores de cuervos que cometían un delito eran colgados en dicha torre donde, los propios cuervos que habían criado, se comían los cadáveres, comenzando por los ojos que eran su parte favorita.
Las leyendas tibetanas cuenta que al nacer el primer Dalai Lama su casa fue asaltada y sus padres se vieron obligados a huir. Cuando regresaron, se encontraron a la criatura sana y salva, rodeado por una bandada de cuervos. Desde ese momento el Dalai Lama es protegido por los cuervos y encuentran un lugar honorable en el budismo y en las diferentes disciplinas tibetanas.
Como final mencionaremos que en el norte de Europa, Siberia y Norte América, el cuervo es el guía para que el alma alcance la otra vida pero, si es un alma que ha sido asesinada injustamente, puede traer el alma de vuelta para que repare el daño sufrido (idea que inspiró la película “El Cuervo”). De esta forma, el cuervo pasa a ser el protector de las almas inocentes que han hallado un fin antes de tiempo.

martes, 25 de enero de 2011

Y el cuervo Dijo...

Soy el misterio
Soy la portadora de la noche sin luna.
Yo poseo la sabiduría arcana,
Soy el heraldo de la Isla enterrada.

En cuanto cierres tus ojos,
Escucharas el trazo de mis alas,
Tus peores temores se revelaran;
Aunque no me conoces y aún no lo sabes 
Es mi deber llevarte a tu destino final.
Te envolveré en el negro de mis alas
Y en el sueño eterno te dejare.

Soy el icono de lo sublime 
Soy la guía en el viaje clandestino
Canto los versos que lloran,
Soy la antorcha, la luz al final del túnel.

En cuanto te levantes,
Escucharas el trazo de mis alas.
En cuanto salgas de tu capullo: 
Te estaré esperando...

La muerte dibujara en su rostro una sonrisa descarada.
Te iniciara con angustia,
Después te llevara a la serenidad natural y aceptaras dejar este mundo.

¡Escucha mis alas acariciar el viento!
¡Escucha mi llanto!